domingo, 23 de julio de 2017

Fábula


Una vez fui gato. Recuerdo la noche en que, después de ronronear bajo tus sábanas, escapé de tus caricias y salí huyendo por la ventana. Me adentré en un callejón oscuro donde paraba una gata hechicera que me convirtió en sapo. Lo descubrí un día de lluvia al observarme en el reflejo de un charco de bourbon, aunque ese sonido gutural tan desagradable que emergía de mi existencia ya me hizo sospechar. Y recordé que todo sapo necesita una princesa que le bese para romper el hechizo, así que fui a buscarte, llamé a tu puerta, te puse ojos de cordero y prometí ser un perro fiel y dócil. Entonces me besaste y se produjo la transformación: saliste volando con tus alas de albatros.

1 comentario:

  1. Esta pequeña historia atesora un final que, tratándose de ti, es menos inesperado de lo que parece. Sería interesante que nos mostraras más de lo que escribes. Respeto tu postura, pero reconozco que siempre me quedo con ganas de saber más de ti.

    Un abrazo.

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